sábado, 3 de agosto de 2013

03/08/13 Pasarelas de Alquezar o del rio Vero.

03/08/13 Pasarelas de Alquezar o del rio Vero.
            
               Ultimo paseo, en este verano, por tierras Osecenses. 
           En este caso nos venimos hasta Alquezar, un precioso pueblo escondido en medio de una comarca de vinos llamada Somontano de Barbastro. 
            Si la comparamos con la zona de Huesca en donde hemos pasado las vacaciones, concretamente en el pre-pirineo, os comentaré sin animo de critica, aunque es seguro que mas de una sensibilidad (que expresión tan entupida) se verá herida por mis palabras, que es una zona de monte bajo y cerros, no tan agraciada como la Huesca pirenaica, pero con su propio encanto, que no hemos podido disfrutar por cuestiones económico-temporales.
            Resulta chocante encontrarte con este pueblo. Rodeado de mesetas y llanos de tierras tristes y sufridas...
Y por triste me refiero a esos paisajes donde apareces de pronto y te embarga un sentimiento de dureza, de gente que resiste, y de tiempos olvidados.
Para llegar aquí atravesamos varios pueblos de los que no daré nombres, pero que tienen ese aspecto de que poca juventud aspira a seguir tradiciones y a perdurar memorias. No son parajes de turista salvo por descuido, ni patrias de fiesta nacional. Mas bien son hogares de trabajo duro, sudor y pena callada. Familias de tradición y respeto orgulloso del que solo se aprende con la resignación de saber que la gloria humana y divina mira siempre a otro lado.
Se que me estoy pasando, pero es que se asemejan a las tierras palentinas de mi madre y me temo que la historia, ni les ha hecho justicia, ni les ha sonreído la fortuna...
...Pero como de lo que se trata es de comentar la ruta en si, voy con ella, y espero volver a visitar esta zona para comprobar que me equivoco y que mis sensaciones son desafortunadas.
Como os decía, Alquezar es un pueblo que aparece de pronto, como desubicado, y te traslada a otra época y a otro lugar.

...Pero no os dejéis engañar, Alquezar es de sobra conocido y han sabido explotar como pocos su encanto y su estratégico y privilegiado rincón, en los cañones del rio Vero. Aquí el turismo no es accidental.
Para los que solo teníamos referencia de oído, sorprende las extensas zonas de aparcamiento habilitadas para vehículos y autocares, que nos van dando pistas de que somos unos analfabetos, en cuanto a patrimonio geográfico nacional se refiere. (En lo referente a conocimientos y sabiduría también, pero eso no pienso confesarlo)
Si llegáis temprano, bajad hasta la entrada del pueblo, donde disponéis de mucho sitio, (al pueblo, pueblo, no se puede acceder si no eres residente), pero según avance la mañana, os tocara aparcar en las explanadas de las afueras, y eso os supondrá un paseo extra que en verano proporciona un plus de bronceado... Vamos, que os caerá una solanera mortal, de esas de recomendación de hidratarse y evitar las horas de mayor incidencia de sol. Algunos días, alquilan camellos (de jorobas, no de trafico de estupefacientes) para acercar a los turistas a sus coches. En ese pack se incluye una estampita de San Judas (No de San Cristobal, no. De San Judas que es abogado de los imposibles), también un pañuelo moquero anudado en las puntas, y unas sandalias de cuero con calcetines color amarillo pastel que impiden que te identifiquen en caso de no lograr tu objetivo de llegar al coche, y permiten dar tiempo a tu familia para que huya evitando dejarles en ridículo por no haber sido previsor y madrugar un poco.

 Nosotros llegamos sobre las 10 de la mañana y conseguimos buenos sitios por si os vale de referencia.

Ya de por si, pasear Alquezar, merece la pena y te despista de tu objetivo si solo vienes por la ruta de las pasarelas. De hecho, por algo, esta villa se distingue  como conjunto histórico artístico.

En el centro de esta foto, al fondo se aprecia el castillo Al-Qasar que da nombre a la localidad. Hoy es la colegiata de Santa Mª la Mayor.
Desde los aparcamientos, bajad hasta la calle principal, donde encontrareis la oficina de turismo, y en ella, una señorita muy amable que os informara con detalle y con experiencia, de las virtudes de ”la su tierra”.
Seguimos de frente y llegamos al frontón / plaza; desde aquí intentaré conduciros  hasta el inicio de nuestra senda, pero aprovecho y os voy dejando imágenes que os van a permitir deleitaros con su aspecto medieval.
La iglesia de San Miguel Arcángel, que dejamos a nuestra derecha. No os paréis a verla ahora, ya que la vuelta desemboca justo en su puerta.


Nos vamos buscando este arco, que aunque aquí os muestro ya sobrepasado, es inconfundible.

De la ventana no salió Doña Ines, aunque no es de extrañar ya que ninguno de nosotros se parece a Don Juan.
¡Quita!... A lo mejor es Julieta la que habita en esta morada y teníamos que haber imitado a Romeo. ...¡Si es que siempre pienso tarde!
 
Pasaremos por la calle tunelada...
...Para continuar callejeando y apreciando la arquitectura que asoma a nuestro paso y que revela el cuidado y decoro que predomina en el urbanismo y aseo de la localidad.
           
          


El camino sigue por la cuesta abajo, osease, a nuestra espalda, pero es que la foto esta donde esta y no cuesta tanto darse la vuelta para echarle un vistazo... ¡Amos, digo yo...!

            Desembocamos en esta plaza, que ahora os mostraré completa y vacía, pero a la contra.

El caso es que antes de llegar a la pared del fondo, giramos a la izquierda y pasamos por esta calleja donde hay una panadería bollería que huele de maravilla.
Lastima que todo tenga gluten.
            

         Imagen de la plaza que os prometía, también hecha una vez cruzada.

Justo donde estoy, girando a la derecha, es donde esta la calleja de la Tahona

Como no hay mas remedio que girar a la derecha tras el disfrute del aroma de las harinas preparadas, pasaremos a una nueva vía en la que destaca este pasadizo. ¡No lo atraveséis! La foto es solo referencia destacada. Seguimos hacia abajo, hasta que encontramos el callejón mas escondido de todo el pueblo y que nos lleva al comienzo de nuestro propósito – excursión – andanza..
El poste del fondo nos avisa / tranquiliza de que hemos comenzado con buen pie y hemos alcanzado con éxito la primera etapa de esta correría que nos hemos propuesto para hoy.
Y antes de empezar os comento algún dato sobre esta ruta, que como siempre os digo, y al no superar los 5 Km. de longitud, la podremos en el apartado de paseos, pero que de paseo tiene poco.
...Y es que, aunque es corta, tiene varios tramos algo exigentes.
Si contamos desde el aparcamiento, y deberéis contarlo ya que no hay otra forma de llegar a no ser que sepáis volar con las orejas o busquéis al señor que alquila los camellos en verano (a lo mejor un sinónimo dispensador de estupefacientes os puede llevar a borriquito), el recorrido  tiene una longitud de unos 3,5 Km..

La duración estimada es de 1H: 30’, pero este horario dependerá, tanto del paso que llevéis, de lo que os entretengáis por el camino y sobre todo del personal que componga la expedición.


Tiene algunos tramos delicados si el ambiente es húmedo, ha llovido o helado...
Otros tramos os harán caer en la tentación, cuestionándoos toda vuestra doctrina senderista y pecar faltando a vuestro compromiso con el horario previsto


     ...Y sobre todo, tiene un final de etapa que parece de Tour de Francia con subida al Turmalet.

    Valorad esta última particularidad, ya que a los abuelos se les hizo eterno. Luego os daré mas detalles.
Con todo y con eso (otra expresión que me sorprende por lo redundante, ya que si es con todo, por defecto también será con eso. En fin...), esta ruta es otra mítica que un senderista dominguero como nosotros debe hacer, así que apuntadla en próximas citas.

Nos quedábamos en el callejón que nos sacaba de la parte urbana y nos adentraba en la zona silvestre.
Un suelo empedrado o adoquinado,  que para el caso es lo mismo, ya nos hace sospechar que pocas alternativas tendremos para deambular por el final del cañón del rio Vero.

Creo que este será el único punto en el que podríamos despistarnos de tomar el camino correcto, pero para eso han puesto este magnifico cartel.
Esta al final del adoquinado y las opciones son izquierda o derecha.
...Y ya que se han molestado en indicarnos que a la derecha están las pasarelas, como que... casi mejor... nos vanos a la derecha.

El encajonamiento ya nos provee de unas vistas espectaculares, como esta de la colegiata.


    Pero como lo interesante es averiguar el porque del nombre de la ruta, seguimos camino.

 
 
Nos asomamos al primer indicio









...Y comienza la diversión...
           
                        
           La peculiar situación y contexto de este cañón, ha creado un microclima con apariencia selvática. En algún momento tendremos la sensación de estar siendo vigilados por sanguinolentos ojos de bestias feroces, tales como ratoncillos, musarañas o algún que otro anfibio tipo salamandra o sapo común.
           

 
          En alguna zona, los pasos naturales deben ser acometidos con ciertas precauciones. En Agosto, el terreno esta mas o menos seco, pero aún así la piedra es muy resbaladiza. Imagino que el resto del año, a horas tempranas, todo esto debe estar bastante húmedo por lo que el riesgo de resbalón debe multiplicarse.
           
           

         No se si lo apreciáis en la foto, pero el suelo de las pasarelas esta cubierto por una red metálica. Esto debe, a parte de afianzar la pisada librando mas de un resbalón,  servir de antiadherente en caso de nieve o hielo. Una buena idea para evitar accidentes.  






       Algunos rincones son realmente curiosos y pintorescos.
           
Solo nos falta el machete y una mona encima del hombro para dar sensación de turistas perdidos en África. 
            
              Accesos a la ciudad Maya de Tul-y-pan, de donde procede la margarina.
            Bueno no... es una broma. Es que hay gente que no lo pilla, y a ver si van a venir luego reclamando... 
                   Lo cierto es que esta andanza de hoy nos esta descubriendo un rincón realmente insólito para esta zona de Huesca.
            La vegetación que descubrimos tan pródiga, el ambiente salvaje, y en si, el ecosistema que se ha creado en este paraje, te procuran unas sensaciones que hacen que te sientas realmente transportado a escenarios de junglas vietnamitas o amazónicas.
Lastima que sea relativamente corto, ya que una vez lleguemos al remanso de la cueva, cambiamos de ambiente, y debemos volver a nuestro bosque mediterráneo.
            Por ahora llevamos un buen paso, con bastante compañía, y muy divertido.
            El calor comienza a apretar a las 11:30H, y aunque amaneció nublado mucho nos tememos que, cuando lleguemos a la zona mas dura, despejara del todo.
            Cruzamos los dedos, pero según avance el día, descubriremos que este método no vale absolutamente para nada.
            Si alguno de vosotros es aficionado a retorcerse los dedos en busca de un milagro, o de que la suerte provea de los recursos necesarios que vuestra falta de esfuerzo o previsión no ha sido capaz de conseguir, encomendaos a Santa Bárbara, de la que solo se acuerda uno cuando truena.
            Nuestro camino continúa por la derecha, pero ya que estamos aquí, sería un sacrilegio no pasar a visitar la cueva de Picamartillos.
            Mas vistosa que otra cosa, no tiene apenas profundidad y salvo algún pajarillo que anida en su interior, no cuenta con mayor atractivo. Realmente la cueva es la erosión que el meandro del rio ha ido excavando en la roca.
Lo que si os recomiendo es hacer un alto para desayunar, mojaros los pies, y descansar un rato antes de seguir... Eso... si es verano, porque en invierno... mojarse los pies... no acabo de verlo yo muy claro... no...
            Desde la cueva tenemos una vista mas amplia del tramo que nos toca recorrer después, y parece que la cosa se anima y apunta maneras.
Hemos dejado la selva por las alturas, y si sufrís de vértigo, tranquilos. Las pasarelas colgadas son muy seguras, pero el suelo es de rejilla, por lo que en todo momento veréis la altura que os separa del suelo (o del agua, o como queráis decirlo), lo que os dará una idea de que matarse en muy difícil. A lo mejor troncharse un hueso... ¡Bufff...! no digo yo que no, pero la muerte no.

Volvamos a la cueva...
Un montaje un poco cutre, pero esta es mas o menos la visión desde dentro.
           
Principios de Agosto. Temperatura elevada, y el agua fresca, fresca. En esta parte, no hay profundidad para bañarse, pero hasta el muslo podréis refrescaros. Si os parece mejor tumbaros tipo bañera, también se puede. Pero casi mejor esperad, ya que mas adelante hay una zona para estos menesteres que os aportara mas dicha de la que podéis tener aquí, si es para humedeceros para lo que habéis venido.
           


          Foto de familia que pongo porque me da la gana.
En este recodo del rio, nosotros aprovechamos para almorzar unos bocatas de factura casera. Es probablemente el comienzo de la parte mas seductora en cuanto al puntillo de aventura que nos ofrece el recorrido. Desde este momento, y hasta la central hidroeléctrica, las pasarelas son mas espectaculares. Acompañaremos el discurrir del rio Vero, lo que le nos brinda un cambio radical del escenario que  hemos disfrutado hasta este momento.
   

  
        El abuelo ya se ha encaramado a la primera pasarela elevada, y para allá nos vamos los demás.


Esta es la visión contraria, desde la pasarela metálica.
           

 

                      Creo que no hay mas opciones, pero la dirección correcta es la que marca este poste.
   


   Definitivamente abandonamos la selva...





      Nueva pasarela sobre la zona de baño que antes os anunciaba.

 Aquí se puede practicar algo de barranquismo por lo que pudimos comprobar.
           

 


           Paso por un túnel natural.
           


 
          Nos alejamos de la presa para acometer nuevos pasos elevados.
 


Ojo con este ultimo tramo que pareciera que la roca quisiere echarte fuera
          
 
    
     Vista del último tramo de pasarelas que hemos pisado.
           



    Llegamos a la central hidroeléctrica y en ella finaliza la parte festiva de nuestro camino.
           

     Como veis, las paredes del cañón también se suavizan y ya, al fondo, desaparecen los cortados transformándose en una cauce de formas mas  suaves.
            
      Foto distendida con los ‘cuñaos’ antes de descubrir que lo que nos quedaba no era exactamente un apoteósico final.
           






      Abandonamos el cañón definitivamente y...





         Comienza la cuesta final que...





 






Se empina...
          








                                Y se empina...
           
                         Y seguirá así hasta la entrada en el pueblo que desembocara en la iglesia de san Miguel que os mostraba la principio.
            Aquí se nos termino el agua, y las ganas de juerga.
Los que peor lo pasaron fueron los abuelos, y os recomiendo que si planeáis venir aquí, tengáis muy en cuenta este ultimo tramo. Es fácil por el terreno y por lo señalizado, pero tremendamente duro si no tienes costumbre de andar o si te aqueja algún problema físico, en el incluyo la edad por el tema de la movilidad u os afecta el calor por problemas de deshidratación (en verano evidentemente).
No sé si llegara al Km, pero cuando lo estas andando te parece que tardas mas que todo lo que llevas acumulado. Hicimos unas cuantas paradas, y evidenciamos que las horas centrales del día no son la mejor opción para querer terminar el viaje con prisas.
Además, el individuo que alquila los camellos, solo hace la linea circular plaza del pueblo – parking de las afueras, y no se allega a la ruta ya que al parecer es zona rural y solo tiene permiso municipal para transito urbano.
...Y aunque tuvimos alguna que otra discrepancia en cuanto la idoneidad de haber elegido esta ruta como opción de visita para este verano, por lo heterogéneo del grupo, personalmente y como resumen os diré que merece la pena venir, pero con mas tiempo para disfrutar tanto de la ruta como del pueblo.
La diferencia de ambientes en tan reducido espacio, la disposición del recorrido y lo bien adecuado que esta, la posibilidad del baño, lo divertido del paseo, y el peculiar microclima, hacen de este recorrido una opción mas que apetecible... Bueno..., yo diría que casi obligada, si andáis por la zona, y si no estáis por aquí, haced el esfuerzo porque de verdad que es uno de esos lugares emblemáticos  que os dejaran satisfechos.
De aquí partimos a disfrutar de una comida decente en Morillo de Tou, pero por un inconveniente sobre las reservas, ajena a nosotros, no pudimos hacerlo y acabamos comiendo en Casa Sofía en Escalona, donde os recomiendo que probéis, ya que salimos ganando.
No tengo mas que contaros, salvo que, no hay ningún señor que alquile camellos en verano,  así que sed previsores con la hora de llegada.
Buen camino
Track de la ruta, aunque es totalmente prescindible.
Track ruta Alquezar - Pasarelas del rio Vero